DECLARACION
LAMENTABLE '
CONTRA LOS FRANCESES
HECHA
POR EL OBISPO DE LA ROCHELA,
. RESIDENTE EN GUADALAJARA ,
EN EL MES DE FEBRERO
de 1793.
CON LICENCIA :
En Cádiz , en la Imprenta de Don An-
tonio Murguia , Plazuela del Correo.
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é(^Onque al ’ñn, es cierto,. Nación
abominable , que has puesto tus manos
sacrilegas sobre el Ungido del Señor con
el sacrosanto Oleo ? ¿ qué nada ha po-
dido detener tu brazo para dejar de
manchar tus manos en la inocente san-?»
gre de una sagrada victima ? ¿ que has
condenado, y hecho executar la muerte de
itu Padre biezihechor , y del destinado por
el Ser Supremo para velar sobre tus
conservaciones ? Ah ! que al trazar estos
renglones , la mano rehúsa confiar al pa-
pel una noticia que llena de horror al
entendimiento , que dicta sus expresio-
nes , y no halla modo de familiarizarse
con una idea tan criminal! En efecto,
un regicidio tan meditado, deseado con
todo encarecimiento, pedido con amena-
zas tan crueles, y proclamado tan escan-
dalosamente^ no encuentra exenjiplar en
los
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los" siglos mns rbm*::fos x-ol^seüró's V '^^^
las Naciones que" tú' lliimks Jlarbaras ^ pe-
^ro que eh^rOO'mpaTabfcn de' la tuya, té
pueden dar lecciones de la liumanidv'íd
que tanto has decantado , si% Vil Popu-
llíchó ,^ sí''é’l 'Utieí% hecho^ derqoerer sut
jetar á urí interrQgaídrro á tu Monarca^
y juzgar" á’ tu liiistno Juezy' ha sido la
piedra de escándalo^, aün para ‘dos'J menos
bbnténtos con 'él suave gobierno- tqúe sü'-^
jetaba lás- voluntades de- todos á la vo-
luntad de uno soio ! ¿quál será la injus^
Vá' iridignacidíi dé los Ésíados bieo orga-
,'hizados 5 contbmos, y dichosos- con -el
blando yugo de la obediencia debida á un
'Soberano cuidadoso del bien de siis vaV
‘sallos, al ver que has execuíado ' cqn ei
Tuodelo de la mansedumbre/ y de iá duh
zura la ultiiría de las violencias ? has
querido deslumbrar los ánimos de los
buenos con la aparienciá de un Procesó
-falto de todas las formalidades^ has- pre-
tendido dorar tu perfidia con la forma-
ción dé una causa simulada, que ríi aün
visos tiene de legal : ¿acáso tanto en úna
co-
como otra, ho se hán notado las nü^
3idades desde su principio? ¿ que había
que esperar de unos Jueces, que fueron
lellos mismos los acusadores ? ¿ qué de la
Ocultación de los documentos justificati-
vos , de cuyo examen hubiera resultado
triunfante la inocencia del Rey ?' ¿qué
del olvido de las relaciones autenticas y
Juradas de personas refugiadas á Países
Extraugeros, y comprometidas con él? Pé-
ro , oh ceguedad í ¡ oh voluntad inexó**
rabie de querer perderte. Monarca des-
graciado! ¿De qué te acusa tu Nación?
¿ es acaso de haber sacrificado tu como-
didad, y la brillantez de tu Trono á el
desahogo y alivio de tus vasallos? ¿de
haber querido líavar á debido efecto, y
juntado la Asamblea dé los Nobles , que
otros Principes tus antecesores mas zelo—
sos de su autoridad no habian practicado
en el espacio de mas de ciento y cin-
cuenta años? ¿de haber reformado á
vor de tus vasallos, la Caxa Militar ? ¿de
haberte deshecho de tus Mosqueteros, de
tus gantes de .. Amias , y Caballos
B ge-
géros, dé 'esta iTroptj escogida ^ á lar qnié'
Xiada era capaz de corromper 5. ni sedu-í
cir ? Ah ! que i sin estas condesceriden*-*
cías de tu benévolo Soberana no estu^
•vieras hoy , Nación infame , congregada
en ese atroz Conciliábulo 5 saciándote de
ks miserables reliquias de la inocencia
desarmada. Acaso ( volviendo á el asunto )
te hacen autor y primer móvil de los
desastres del dia 10 de Agosto, 23, y
5 de Septiembre, dias memorables en
Jos fastos del horror , y señalados con la
sangre de tantos? El primero de estos
estuvo anunciado y publicado anticipada-
mente en la Asamblea Nacional, como
un dia de espanto y carnecería en la Ca>+
pital de Francia, según demostró, y
Convenció el Defensor del Rey por. el^
testimonio de los mismos circunstantes, á
quien nadie quiso contradecir , los demas
cargos fueron consecuencias de éste , y
por tanto ninguno de Jos estragos suce-*.
didos en ellos pueden imputarse á-quiea
en lo principal se halla inculpable; ¿Pues
^ qué crimenes le haces. reo, desalma-í^
> " do
Puéblo? ¿qué propiedades' usurpó ^
guando estando ■ sentado en el Solio^ mas
brillante del Universo ^ no ’ reconocía sit
poder otros .limites que tu voluntad?
¿ qué familia cubrió de luto con alguna
sentencia injusta ? ¿ qué. desorden dexó
de corregir? Y en .fin , ¿ qué acción su-r
ya no fue dirigida al bien y al descanso
del ingrato Pueblo que tenia á su cuida-^
do? ¿y ésta es la recompensa de tantos
desvelos? ¿es este ef galardón de tan
raros cuidados ? ¿ Cómo justificarás: , Gen-»
vención Nacional, ( mejor diría albergue
de^ fieras) a los ojos de la posteridad un
parricidio tan escandaloso? Es precisa
que los tramites y documentos , al paso
que gradúen de culpable á tu Rey , ca-^.
lifiqueii su conducta , y que lejos de ha-s
cerla odiosa , se presente á tu • vista en
todo el explendor de la justicia^ y dea-
nuda de todo interes personal. ¿Estos
documentos serán acaso los gritos de Tur-
lot,^ que se ofrecía á asesinar á LukXVIr
pidiéndose a gritos se le permitiese* ser
su . Verdugo y i los de un Carrá ^ que
• ' que-
Quería qué el suplicio del desdichado Mo*
narca sirviese deexemplar á ios otros Re-.
y que se desengañasen de que no
era tan sagrada, su cabeza > que no pu«^
diese en un Cadahalso ser separada de
el cuerpo? Oh i Jenguage , que hace ge-
íuir á la humanidad I ¡ í li sentimientos,
que degrad.in la Naturaleza, y privan la
vanagloria de ser hombre , si hay hom-
.hres que les dan cabida la misma Cons-
litucion, por la qual has querido con^
denar á tu Real Prisionero , en la mejor
prueba de la nulidad, y contradicción
de tus procedimientos , ella asegura á su
Real Persona la inviolabilidad, y aun
prescribe penas á los mayores delitos,
que , enumera y previene , ninguna sé
adelanta mas que á la presunción de ha-
ber abdicado la Corona. Este es el casti-
go impuesto al crimen que supone mas
inesperado , de haberse declarado el Rey
Caudillo de un Exercito destinado á opri-
mir la libertad Francesa , ó dexar de ha-
cerlo para oponerse abiertamente á él en
^ caso, de ser aquel levantado á este fim
: ' Por
por quálqiiiet*’ Poáer Nacional,^ ó ex-
trangero, no se hace mención de la
privación del Cetros únicamente de 1¿
prevención , y era necesario juicio 'pos-
terior para que aquella se verificara. Poi
Otro lado Luis XVI. no pudo ser juz-^
gado sino, 6 como Rey, ó como partid
cular^ si como Rey, tiene á su favor
la inviolabilidad por la misma Constitu-
ción^ y como particular , ó Ciudadano^
debe disfrutar de los medios concedidos
por' ley aun al mas despreciado de es-
tos. Hasta ahora nadie se ha tomado el
trabajó' de refutar las Convincentes razo-
nes por el Defehsor en favor' de su . Au'i^
gusto Cliente, ni.há argumentado sobré sb
obediencia. Parece que el juicio de Luís
únicamente ha tenido lugar en quanto a
la forma , y para poder decir que no fué
condenado sin ser oidó. Pero ya , deí
testa.ble Pueblo , Pueblo desenfrenado^^
tienes delante de tus ojos dividida de su
cuerpo esa Cabeza Sagrada , contra quien
tanto has conspirado ^ ya puedes- saciar
tú im|>lácable sed' de* sangré ^ en ía ' qué
bro-
>o
bpota ^ é5€.: . Real Gadaver 5 " destina da
echaríeien cara tii cruel ingratitud yá
l^ias cogido erfruto de tu dfccamada ñlo-
sofia 7 ya puedes dar iqs gr ¿cias á aque-
llas mauadas de impius y libei tinos , de
quienes aprendiste las sacrilegas máximas
que te han conducido al colmo de la inak
dad- en que te miramos 3 pero tiembla,
Nación odiosa , vergonzosa del genero hu-
rnano , tiembla al ver la suerte horroro-
sa que no puede menos -de prepararte él
Universo , á quien has ofendido en la
P.ersona. de " tu Soberano, asi corno, tu
á pluralidad de votos has pronunciado
contra él la sentencia mas injusta, asi
también los votos , hq. ya de la mayor:
parte sino también de todas Jas .gentés"
del mundo entero 5 se dirigirán á tu total
éxterminio. Perezca, dirán á una voz , ua
Pueblo-, que ha' violado., tan escandalosa-^^
mente Jos derechos tan religiosamente obr»
servados en la Scythia , y la Numidia?
destruyase una generación que ha abrigar-
do tantas abominaciones, y la nueva quQ
la subceda se horroj’ice de sus ascendien-»
tesj
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tes; caigan los mnros de esa Ciudad, ma-
driguera de monstruos, y hasta los In-
sectos se desdeñen de escoger por pasto
los cadáveres de sus habitantes ^ si medi-
tan Expediciones Militares , caigan sobre
sus Exercitos los azotes mas terribles con-*
que eii su mayor ira castiga á los hom-
bres el brazo omnipotente ^ si Armadas
y Esquadras Navales , sean ellas todas su-
mergidas en el abysmo del mar, y sus
olas conduzcan á Jas playas vecinas I05
testimonios de la Suprema venganza. ^
-Y Tú^ desdichado Principe, digno
de mejores vasallos, desde el alto asien-
to que ocupas en la Celestial Mansión,'
recibe los parabienes, de los buenos por
ver ya desatados los lazos indisolubles qué
te unían con un Pueblo, en nada acre-
hedor á tu favor-, y acepta la memoris
de los que siempre la conservarán inde-
leble á tu desgracia , y elevado ca-
íacter.
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